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Camino Francés desde Pamplona a Logroño
Pamplona es una de las ciudades emblemáticas del Camino Francés; es un lugar ideal para comenzar el Camino hacia Santiago de Compostela. Tiene muy buenas comunicaciones y recomendamos descubrir el paisaje urbano de esta ciudad antes de comenzar el peregrinaje. Si comienzas en esta ciudad, hasta Santiago tendrás ante ti una gran variedad de paisajes, y sobre todo, muchas emociones. De este modo recorrerás 4 Comunidades Autónomas y la práctica totalidad del Camino Francés.
Comenzar el Camino de Santiago desde Pamplona es todo un reto, pues te esperan cientos de kilómetros hasta llegar a Santiago. Lo hagas a pie o en bicicleta, el Camino requiere una preparación física considerable, por lo que si no estás lo suficientemente en forma, te recomendamos comenzar a caminar o pedalear en las semanas anteriores a tu viaje. Muy importante es la indumentaria, con especial atención al calzado y a los calcetines. Un botiquín siempre es bienvenido.
Cualquier día del año es bueno para hacer el Camino de Santiago; si quieres evitar el calor del verano, especialmente en la Meseta, recomendamos evitar los meses centrales del verano. Por lo demás, el Camino está a tu disposición los 365 días del año; la presencia de la nieve es puntual en determinados puntos del camino, especialmente en puertos de montaña.
El Camino es un itinerario ideal para hacer en bicicleta o a pie, todo ello depende de tus preferencias y del tiempo del que dispongas. Hacerlo en bicicleta supone ahorrar tiempo, pero también perder la oportunidad de ver en detalles aspectos del Camino Francés que son verdaderamente sorprendentes.
El Camino Francés está convenientemente señalizado por lo que únicamente prestando atención a las señales podrás disfrutarlo solo sin problema. Además, en el Camino siempre te encontrarás con otros peregrinos como tú, de todas las partes del mundo, por lo que no tendrás la sensación de caminar solo e incluso si lo deseas podrás interactuar con ellos, compartiendo experiencias.
Además, realizarás el Camino a tu aire estableciendo tus propios horarios cada jornada (bien sea la hora de desayuno, la de salida, los descansos en mitad de etapa o la de la cena).
En Tee Travel te ayudamos a organizar tu Camino de Santiago como tú lo desees. Disponemos de varios programas que te pueden resultar atractivos. Visita nuestra web y te encontrarás con interesantes opciones bien a pie comenzando el Camino de Santiago desde St. Jean Pied de Port (San Juan Pie de Puerto) o en la localidad navarra de Roncesvalles o bien optar por algún programa en bicicleta, como el Camino desde Roncesvalles hasta León o desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela y ofreciendo distintos modelos de bicicletas, pudiendo escoger la que mejor se adapte a tus preferencias.
Y si tienes alguna necesidad especial, no dudes en comentárnoslo y todo nuestro equipo de Tee Travel se volcará en ayudarte a hacer de tus vacaciones una vivencia única
Es una ciudad muy bien comunicada con el resto de la península, por lo que posicionarse en Pamplona será fácil.
Contratando un traslado privado con Tee Travel.
En vehículo propio (con la posibilidad de dejar en Pamplona tu coche hasta el final del viaje). Desde Roncesvalles, puedes contratar un vehículo privado para volver a Pamplona.
En avión: el aeropuerto de Noain-Pamplona dispone de vuelos directos y diarios desde y a Madrid. Recientemente se ofrece también frecuencias a Gran Canaria.
En tren: existen enlaces directos desde varios puntos de la geografía española; la frecuencia de los mismos, diariamente se ofrece solo desde Madrid y varios días a la semana a otras ciudades (Burgos, A Coruña, Ourense y Vigo). La compra por internet se puede realizar aproximadamente un mes antes de la fecha del viaje. Para más información: www.renfe.com
En autobús: dispones de varias empresas que realizan este servicio, dependiendo de la parte de territorio peninsular sea originario. Si vienes desde Madrid puedes consultar: www.plmautocares.com o www.alsa.es. Para más información: www.estaciondeautobusesdepamplona.com
También a tu disposición tendrás servicio de bus urbano desde la estación de tren (línea 9); y desde el aeropuerto de Pamplona, contarás con un nuevo servicio de taxi público compartido (sustituyendo a una línea urbana).
La gastronomía navarra influenciada por las peculiaridades de su territorio, ofrece una gran variedad de productos. Aunque oriundos de una determinada zona de esta región, la materia prima la podrás encontrar y disfrutar en prácticamente cualquier rincón del Reyno de Navarra, más en su capital, Pamplona.
En esta icónica ciudad estarán a tu alcance desde productos de la zona pirenaica, destacando carnes de caza, setas y frutos del bosque, trucha asalmonada o chuletones de carne de vacuno; o derivados lácteos, en cuajada o en queso, destacando el de Roncal e Idiazábal; como dulce, los típicos canutillos; y finalmente bebidas como la sidra o más espirituosas como el pacharán. Por supuesto, hallarás los productos más habituales de la Cuenca, zona donde se ubica Pamplona, como el cordero asado, el relleno y la chistorra. Y evidentemente, las sublimes hortalizas de la fértil huerta del Ebro, destacando los pimientos, espárragos o las pochas estarán presentes en cualquier mesa "pamplonica".
En la capital navarra no puedes dejar escapar la ocasión de degustar sus populares "pintxos". Con una materia prima inmejorable, los numerosos locales de la zona (bares, tabernas mesones...) te brindan una amplia variedad de elaboraciones, convirtiéndose así en manjares de un solo bocado. No deberías pasar la oportunidad de catar productos como la chistorra, el relleno o los fritos o algunas propuestas más modernas y mejor que mejor si son acompañados de alguno de los vinos navarros.
Así que no te preocupes, bien sea en la capital navarra o en prácticamente cualquier población por la que discurre este tramo tendrás la oportunidad de saborear alguna de sus excelencias culinarias regionales y/o locales en los múltiples y variados establecimientos de restauración, teniendo a tu disposición opciones para todos los gustos y bolsillos.
Mención especial merecen los asadores y las sidrerías, ambos expertos en la cocina a la brasa. Suelen ser edificaciones rústicas, cuidando la decoración acorde a su tradición y con el "brasero" visible lo que otorga al comensal una atmósfera acogedora. El producto estrella incuestionable de ambos espacios es el chuletón a la brasa, aunque evidentemente en sus cartas aparecen más diversidad.
Hablando particularmente de los asadores otros sabrosos platos que tendrás a tu disposición serán las afamadas costillicas de cordero o gorrín o incluso podemos decantarnos por algún pescado también a la parrilla como rape, merluza, rodaballo o besugo. Y todo esto, sin olvidarnos de acompañar estos manjares con un buen vino navarro.
En el caso de las sidrerías, la producción de la sidra se encuentra en el norte de la región, por lo que originariamente estaban delimitadas a esa zona. Lugares donde además de degustar esta exquisita bebida siguiendo la tradición de acercarse hasta la kupela o barrica para ello, se convierte también en costumbre aprovechar la ocasión y comer. Su oferta culinaria va desde el deseado chuletón a otros choricicos a la sidra aunque el acompañante perfecto es del bacalao, que cocinado de variadas formas hará las delicias de cualquier comensal.
Puedes consultar que comer en Navarra aquí.
Logroño también cuenta con una amplia cultura gastronómica dejándonos platos como:
Patatas a la Riojana: Consiste en un modesto guiso con una combinación de patatas con chorizo, pimientos rojos secos, pimientos verdes, cebolla y ajo.
Chuletas de cordero al Sarmiento: las chuletitas son asadas a la brasa utilizando madera de sarmiento (las ramas secas de las viñas).
Bonito con tomate a la Riojana: este pescado azul se acompaña con una salsa de tomate (previamente preparada, habiendo cocinado cebolla y pimientos y ajo y guindilla). Se suele servir en cazuela de barro.
Queso Camerano; es de textura tierna y sabrosa producido con leche de cabra y proveniente de la zona de cameros.
Los Caparrones: plato de puchero a base de alubia roja cocinada en cazuela de barro y acompañada con trozos de chorizo, tocino o carne de cordero.
Pamplona: además de las ineludibles visitas a algunos de los interesantes edificios monumentales que contiene, es de obligado cumplimiento internarse en su casco antiguo. Desde la plaza Consistorial, debemos callejear tanto para apreciar las casas señoriales, catedral e iglesias que hay en esta zona como descubrir el trazado por donde discurre el encierro en los sanfermines (por alguna de sus calles, como la de la Estafeta) y sin olvidar detenerse en alguno de sus bulliciosos bares para “ir de potes“(de tapeo) para saborear sus afamados pinchos, pequeñas delicias de la gastronomía local. Ahora ya podemos dirigirnos a otra zona, hacia la Plaza del Castillo, centro neurálgico de los pamploneses (que Hemingway frecuentaba y donde está el monumento a los Fueros). Es además punto de unión entre la parte antigua de la ciudad y del barrio del segundo ensanche, destacando de éste la avenida de Carlos III, una animada zona peatonal estupenda para irse de tiendas y tomarse tranquilamente un café. Uno no puede abandonar la capital navarra sin recorrer la zona de las murallas y de disfrutar de alguna de las importantes zonas verdes que dispone la ciudad, como los Jardines de la Taconera o el de la Ciudadela, que es uno de los mejores exponentes arquitectónicos de fortificación defensiva renacentista (de forma octogonal) y actualmente es un inmenso espacio verde.
Cizur Menor: Iglesia parroquial de San Emeterio y San Celedonio y de La Encomienda Sanjuanista", se conserva actualmente solo la iglesia en la que la orden religiosa perteneciente a la Orden de Malta se encarga del culto y además se le ha cedido un local que contiene tiene un museo-exposición sobre la Hospitalidad en el Camino de Santiago.
Guendulain: se conservan los restos de la antigua iglesia parroquial de San Andrés y las ruinas del castillo-palacio del Guendulain, en recuerdo de su privilegiado pasado señorial.
Muruzabal: Imprescindible acercarse hasta la Iglesia de Santa María de Eunate, pese a no estar en el propio Camino (a dos kilómetros). Enclavada en medio de un paisaje abierto. Es digno de mención planta octogonal que tiene la iglesia y del propio claustro que la rodea completamente, haciéndola completamente singular a cualquier otro templo románico.
Obanos: la Iglesia de San Juan Bautista, la ermita de San Lorenzo y la de San Salvador. Desplazándote unos dos kilómetros y medio, enclavada en lo alto del monte de Arnotegui, está la ermita de Nuestra Señora de Arnotegui convirtiéndose a su vez en mirador de la zona de Valdizarbe y las Nequeas. En esta ermita fue ermitaño el príncipe Guillermo de Aquitania tras arrepentirse después de cometer fratricidio contra su hermana Felicia (y origen de la leyenda y celebración del Misterio de Obanos).
Puente la Reina: ciudad antiguamente amurallada conserva dos torreones flanqueando una de las entradas al pueblo y alguna parte de la antigua muralla. Hay edificios civiles de envergadura en la parte más antigua y religiosos como la iglesia de Santiago el Mayor y la iglesia del Crucifijo. Se destaca el puente románico (siglo XI), por el que la ciudad toma su nombre y junto a él la Casa del Vínculo, bella edificación que acoge la oficina de turismo y sala de exposiciones.
Cirauqui: pueblo medieval que conserva su antigua muralla y un tramo de calzada romana se dispone en torno a la iglesia de San Román, de estilo gótico. Aprovecha la ocasión para visitar alguna de sus bodegas. Celebraciones importantes como la del día del vino.
Mañeru: crucero del siglo XVI, la plaza de San Pedro donde se ubica la iglesia parroquial.
Villatuerta: iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Asunción y la imagen de San Veremundo. A la salida encontrarás la ermita de San Miguel, antiguo monasterio, y en sus aledaños pusieron, a disposición de cualquier interesado, un merendero.
Estella: conocida también como la “Toledo del Norte” conserva un magnífico conjunto histórico: a destacar el barrio de San Pedro de la Rúa, el Palacio de los reyes de Navarra o iglesias como la de Santa María Jus del Castillo. Los jueves celebra su mercado semanal.
Ayegui: imprescindible pararse ante uno de los conjuntos monumentales más importantes de Navarra, el monasterio benedictino de Irache/Iratxe, y próximo a éste, ya que está inmerso en un paraje de plena de producción vitivinícola, en el muro de una bodega encontrarás la curiosa fuente del Vino, que tiene dos caños: uno de agua y otro vino.
Villamayor de Monjardín: El aljibe medieval de Monjardín conocido como la fuente de los Moros donde además de contemplar su curiosa forma podrás refrescarte en ella. También de merecida mención está la iglesia románica de San Andrés y los restos del castillo de San Esteban de Deyo.
Los Arcos: subrayar de esta población su entramado urbanístico, y la plaza de Santa María centro neurálgico de la población donde se encuentra la Iglesia del mismo nombre.
Torres del Río: Iglesia del Santo Sepulcro.
Bargota: Ermita de Ntra. Señora del Poyo
Viana: Destacamos la plaza del Coso y la plaza de Fuero, actualmente Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María. A unos 6 km de esta población en dirección Logroño podemos desviarnos y visitar el embalse de las Cañas (reserva natural).
Logroño: ciudad con innumerables encantos desde la catedral de Santa María la Redonda, o la mítica calle Portales en el barrio antiguo, con sus numerosos soportales y zona de animado ambiente; El paseo del Espolón, una de las plazas más importantes para los logroñeses. Para recordad el pasado medieval de ciudad fortificada, queda como prueba mejor conservada es el cubo de Revellín (torreón cilíndrico utilizado originariamente como tronera) o la calle Ruavieja y sus calados, para finalmente pararse y visitar alguna de esas tradicionales bodegas.
Nos acompañarán en esta etapa extensos espacios abiertos y principalmente tierras de cultivo de cereal y el exigente alto del Perdón. Comenzando en el Ayuntamiento de Pamplona (donde se da la señal de inicio de los festejos de San Fermín, con el conocido “chupinazo”), desde la misma plaza Consistorial proseguimos hacia la calle Mayor donde varios destacados palacios y, más adelante, las iglesias de San Saturnino y la de San Lorenzo nos acompañan en este recorrido hasta dejar el casco antiguo. Se bordea el bucólico parque de la Taconera y se atraviesa otro inmenso parque que rodea la Ciudadela, traspasamos el barrio de Iturrama y bajando hacia los extraordinarios jardines del Campus de la Universidad de Navarra donde el Camino nos despedimos definitivamente de la capital navarra. Ahora, por una senda urbana paralela a la carretera que se dirige a Cizur Menor. Hoy zona residencial, apreciada por los pamploneses que se desplazan para degustar en los asadores de la zona de su afamada manera de preparar la carne. Desde ahí mirando hacia la Sierra del Perdón ya podemos ver a lo lejos, encaramado en la sierra, el impactante parque eólico, el primero de la comunidad navarra. Se prosigue la marcha hacia Guendulain, se atraviesa el pueblo de Zariquiegui, sin olvidar hacer una breve parada para disfrutar del pórtico de la iglesia románica de San Andrés. Ya hemos realizado mitad de la etapa y continuamos en brusco e imparable ascenso por un verde paisaje de montaña hacia el alto del Perdón, privilegiado enclave de excepcionales vistas, en el que además disfrutaremos del “Monumento al Camino”, magistral grupo escultórico obra de Vicente Galbete. Iniciamos el descenso, durante unos cuatro kilómetros de bajada vertiginosa en pista ancha pero pedregosa, y entre encinares se llega a Uterga. Tras cruzar la población, se prosigue la marcha por un sendero entre campos de labranza y almendros hasta llegar a la interesante población de Muruzábal, donde merece la pena desviarse de la ruta apenas dos kilómetros para deleitarse con la una de las joyas románicas del camino, la iglesia de Santa María de Eunate. A partir de aquí se incorpora ya en el paisaje del Camino de manera más evidente los cultivos de viñedo. Continuamos el trayecto hacia la conservada población de Obanos, de marcado ambiente medieval, dirigiéndonos hacia su afamada plaza, la de los Fueros, donde bianualmente se celebra el Misterio de Obanos, una de las leyendas más conocidas del Camino de Santiago. Se abandona esta villa a través de un arco que se dirige a una pista y tras cruzar la carretera provincial, proseguimos por un sendero entre huertas cercanas al río Robo y que acaba adentrándose hasta la misma población de Puente la Reina, que debe su nombre al puente que ordenó construir la reina de Navarra para dar servicio a los peregrinos.
En esta etapa, tanto aquel peregrino que inició su peregrinaje en Navarra (Roncesvalles) como el que comenzó en Aragón (Jaca) sus caminos se unen a partir de aquí. Se presenta una jornada que a excepción de algún repecho considerable como la subida a Cirauqui, aunque con desniveles, éstos no serán de gran consideración. Atención eso sí al recorrido porque en varias ocasiones se debe transitar y cruzar por carreteras (nacionales y comarcales).
Tras haber cruzado el emblemático puente de la ciudad, se continúa hacia el barrio puentesino de Zubiurrutia, donde se ubica el convento de las Comendadoras y una pequeña área de descanso para peregrinos, dejando definitivamente la localidad. Se sigue hacia la vega del río por el margen derecho y se debe remontar una dura subida, flanqueada por pinos hasta alcanzar la autovía del Camino (A-12) desde aquí se dirige hacia la coqueta y cuidada localidad vinícola de Mañeru. Continuando la ruta ahora a través de pistas asfaltadas, terraplenadas y algún sendero, entre viñas y olivares, se corona a lo alto de una colina, la localidad de Cirauqui. Recorriendo sus calles que rezuman historia, se abandona el pueblo ya en descenso para encontrarse con los vestigios conservados de la calzada romana que comunicaba Pamplona con Estella. Se debe sortear la autovía en varias ocasiones en dirección al monasterio de Alloz. Pasado el canal, por debajo, se continua por sendero que lleva hacia del río Salado. Tras cruzarlo por un puente y tras cruzar de nuevo la autovía por un paso subterráneo, se desemboca en una pista que en fuerte cuesta lleva a la localidad de Lorca y de ahí, tras cruzar por la cañada de Andia a Tauste, bien por pista bien por senda, el camino discurre por una zona de cultivos y de oteros hacia Villatuerta. Desde su gótica iglesia de la Anunciación se abandona el casco urbano y encaminándose hacia la ermita de San Miguel, se deja definitivamente esta localidad, a partir de ahí en fuerte pendiente descendente atravesando un merendero hasta alcanzar la carretera. Se cruza ésta por un paso subterráneo y se sigue descendiendo hasta converger en el río Ega. Se cruza un moderno puente y siguiendo por senda el curso de este río, éste conduce a una de las grandes urbes por excelencia del Camino de Santiago, que nació por y para servicio de peregrinos, la magnífica Estella, ubicada en una zona de transición entre la montaña y la ribera.
Esta jornada se presenta sin demasiada dificultad. Aunque se acompaña de continuas subidas y bajadas, los desniveles son moderados así como el terreno por el que discurre ya que en su mayoría será en cómodas pistas de tierra. No se puede abandonar e Estella/Lizarra sin antes haber degustado las alpargatas, tradicional dulce hojaldrado a base de almendra, típico de esta localidad. Tras cruzar el casco urbano medieval, en apenas un par de kilómetros del Camino de Santiago, tras dejar atrás una gasolinera y rodear un hipermercado se llega a Ayegui, y sin olvidar detenerse en el monasterio de Irache. Desde ahí se ofrece una alternativa de ruta: seguir de frente, por las laderas de Montejurra y Luquin hasta Los Arcos. Aunque aquí comentaremos la ruta tradicional, la que se encamina primero hacia el complejo residencial de Iratxe para posteriormente, por un camino boscoso, llegar a la pequeña población de Azqueta y desde ahí discurre en un territorio entre viñedos encontrándose con la Fuente de los Moros antes de alcanzar el pueblo de Villamayor de Monjardín. Es importante tener en cuenta que partir de ahí se espera una decena de kilómetros sin ningún tipo de población, recorriendo también un paraje principalmente sin arboleda, por lo que es recomendable hacer acopio de avituallamiento para lo restante de esta jornada. Según se acerca el final de la etapa, los campos de cereal y parcelas de olivos acompañan la ruta hasta la entrada en Los Arcos, localidad con un profundo carácter peregrino donde se conserva ese trazado medieval, apreciando los reconvertidos antiguos hospitales en actuales albergues o su monumental iglesia de Santa María.
Esta es la última etapa del Camino Francés de este tramo. Aunque no de extrema dureza sí se presenta una jornada algo agotadora por los continuos desniveles, algunos de cierta exigencia a excepción de la última parte del trayecto donde se suavizará orográficamente hablando así como el firme que acompaña hasta la entrada en Logroño.
Al dejar las últimas casas de Los Arcos, el camino avanza paralelo a la carretera de Viana por terreno llano, por vastos horizontes de cereal, viñedos, olivares y pinares hasta alcanzar a lo alto de una colina Sansol, pueblo que se cruza para enseguida tomar un sendero que salva la carretera local a Lazagurría por un paso subterráneo y sale al puente sobre el río Linares. Se asciende de nuevo y se atraviesa Torres del Río, pasando junto a la particular iglesia románica del Santo Sepulcro. La ruta continúa en ascenso dirigiéndose y rebasando el cementerio hasta que se comienza una pronunciada bajada entre zona embarrancada. Un trayecto de continuadas subidas y bajadas algo extenuantes hasta alcanzar Viana, antigua ciudad amurallada emplazada en un cerro con función eminentemente defensiva, que gracias a su arquitectura conservada recuerda su prestigioso pasado nobiliario. Destacable su fabulosa iglesia de Santa María recibiendo a los peregrinos, su casco antiguo y el antiguo cementerio, actualmente convertido en parque, en donde desde allí se disfruta de una impresionante panorámica de los muros medievales y de las tierras riojanas y alavesas.
Saliendo de este pueblo que es última población navarra de la ruta jacobea el terreno se vuelve más favorable para el peregrino. El trazado continúa hacia la ermita de la Virgen de Cuevas, que cuenta en su parte posterior con una agradable zona arbolada con mesas y una fuente para descanso.
El recorrido sigue por variados paisajes forestales, se cruza la “frontera” de Navarra a La Rioja, (hay un tallado de piedra indicándolo) y se continúa hasta llegar a Logroño, ciudad a la que se accede a través de un parque y se cruza por el histórico puente sobre el Ebro, construido sobre el que edificaron Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega en el SXI. La carta de presentación de la capital riojana es amplia y de innegables atributos: desde la Catedral de Santa María la Redonda, su casco antiguo que rezuma vitalidad y fantástico ambiente por sus bares y restaurantes hasta su famoso paseo del Espolón.
Estamos especializados en ofrecerte la mejor experiencia en el CAMINO DE SANTIAGO, en SENDERISMO y CICLOTURISMO