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¿Por qué hacer el Camino de Santiago? Es una experiencia vital que te cambia para siempre. Conocer la historia no es suficiente para entender la magia de estas rutas que permiten, a cada uno, vivir su propia aventura. Única e inolvidable. Después de hacerlo tendrás un montón de lecciones adquiridas. En este artículo vamos a compartirte algunas de las más habituales.
Un viaje para la desconexión
En los paisajes gallegos, entre tanta naturaleza, es imposible no sentirnos en paz. Una de las enseñanzas del Camino de Santiago es entender mejor la relatividad del tiempo. Cómo un minuto, una hora o un día pueden no ser nada o serlo todo. Cómo caminas sin prisa, porque sabes que lo único que importa es el presente, pero sin olvidar que tienes una meta.
Protegido por los bosques, te olvidas de contestar mensajes; es un espacio para agudizar los sentidos y contemplar la vida. Encontrarás auténticas maravillas y no son pocos los que aprovechan para sacar fotos increíbles. Hay imágenes que quedan en la retina para siempre, aunque también es interesante inmortalizarla para poder compartirlas con quienes no han podido verlas en el lugar.
Si vas por el Camino Francés no puedes perderte los monumentos. Si vas por el Camino Portugués, diviértete en las Rías Baixas y disfruta del pulpo local. En caso de que vayas en Semana Santa o en verano, no te pierdas las islas Cíes. La gastronomía gallega convence a cualquier paladar; no te pierdas los mariscos acompañados del vino blanco más rico del mundo: el Albariño.
Camino de Santiago: nunca es el mismo
Decía Heráclito que no puedes bañarte dos veces en el mismo río, lo mismo sucede con este viaje: no puedes hacer dos veces el mismo camino. Ni tú ni el camino seréis los mismos. Todo cambia. Entre las experiencias del Camino de Santiago más interesantes está la de conocer a quienes te cruzas, tanto otros peregrinos llegados de todo el mundo como a los locales.
Las frases y los refranes reflejan algunas de las enseñanzas del Camino de Santiago. Despedirte diciendo “Buen camino” se convierte en algo habitual, como sentir empatía con alguien que acabas de conocer y viene de otro país, pero comparte contigo alguna ilusión y una misma dirección.
La búsqueda personal en el trayecto
Puedes realizar este viaje tratando de encontrar respuestas. Muchos peregrinos lo hacen. ¿Y qué sucede al llegar a Santiago? En la mayoría de los casos, no solo han ido apareciendo esas anheladas sorpresas. También tienes nuevas preguntas.
Hacer el Camino de Santiago es un antídoto contra la rutina porque es imposible vivir dos momentos iguales, cada lugar por el que pasas queda atrás, quizás para siempre, y lo que tienes por delante siempre es nuevo.
¿Qué camino hacer?
Camino de Santiago hay uno primitivo, y varios caminos diferentes muy atractivos, según qué te guste más. La primera vez que eres peregrino, te sorprende encontrar a veteranos que ya han transitado varias veces hacia Santiago, probando diferentes rutas.
Luego, es muy probable, te conviertes en uno de ellos. No sabemos cuántos peregrinos repiten la experiencia, pero no es algo inusual y cuando lo vivas lo entenderás. No es solo por el destino, no es la catedral ni el seguir unos kilómetros más hasta Fisterra (“el fin del mundo”). Es lograr lo que te propones.
Aunque empezó siendo algo religioso, hoy los motivos para tomar esta aventura son de todo tipo, y poco o nada tienen que ver ya con el cristianismo. Hay peregrinos con diferentes creencias y culturas. Te encuentras casi de todo. Desde mochileros hasta viajeros acomodados que prefieren todas las comodidades de lujosos hoteles y restaurantes elegantes.
¿Por qué hacer el camino?
El tiempo para pensar mientras caminas al aire libre es la clave del éxito de esta peregrinación. No es lo mismo meditar en tu habitación que hacerlo con el oxígeno de los verdes paisajes gallegos en tu cuerpo. Andar impulsa nuestra imaginación y nuestra mente hasta lugares insospechados.
Es en movimiento con el que llegan las mejores ideas. Las nuevas experiencias son las que nutren nuestras vidas, dándonos perspectivas y posibilidades que desconocíamos. Uno no es el mismo cuando vuelve a casa después de hacer el Camino de Santiago porque ha aprendido a ver su realidad desde fuera.
Cuando estás haciendo esta ruta sientes que no eres tú, que es otra vida, como una ficción. Te metes en la aventura, te concentras en cada etapa y olvidas lo demás. Duermes mejor que nunca. Te despertarás temprano e irás a dormir también temprano, después de hacer ejercicio y alimentarte como un rey.
El descanso es parte de la experiencia y quizás una de las más valiosas lecciones. A veces vivimos a medias, sin prestar toda la atención a nuestro alrededor y en el momento en el que estamos. Caminando aprendemos que un pie va después del otro y nada es más importante.
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