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Entre los símbolos del Camino de Santiago hay uno que tiene un mayor protagonismo: la concha del peregrino. Es el objeto del peregrino por excelencia en la tradición del Camino de Santiago, una señal del Camino de Santiago que todos los que viven la aventura conocen.
Pero, ¿de dónde viene la concha del peregrino? No hay una respuesta única a cuáles son los orígenes. Todavía no existe un consenso, pero sí algunas explicaciones más o menos plausibles.
Símbolos del Camino de Santiago
Símbolos del Camino de Santiago con historia hay varios, aparte de la concha del peregrino. Toma nota:
- La calabaza para llevar agua o vino.
- El bastón para ayudar a tus piernas a soportar menos peso.
- La cruz, símbolo histórico del cristianismo.
- El mojón. Puedes observar que este mojón está rodeado de muchas piedras.
- Piedra en el Camino, que puede ser el peso que cargan encima los peregrinos, o una señal para mostrar que el Camino es seguro.
La historia ha ido creando varios símbolos que solo quienes realizan el Camino conocen. El significado no siempre está claro, sobre todo en los más antiguos. La concha de la vieira forma parte del viaje desde, como mínimo, siglo XII; lo sabemos porque ya en el Códice Calixtino, escrito en esa época, aparece.
Otros símbolos más modernos son la Compostela y el Credencial. Sobre estos no hay tantas dudas: certifican haber hecho el camino. La Compostela, haber llegado y el Credencial recoge los sellos del Camino que has transitado. O las flechas amarillas que encontrarás señalando la dirección correcta.
Tradición del Camino de Santiago
Hay varias tradiciones de los peregrinos que visitan la tumba del Apóstol Santiago en la capital gallega. Una de las más conocidas es portar una concha de vieira, un molusco típico de Galicia. Ya la habrás visto, puesto que es una inequívoca señal del Camino de Santiago.
Su nombre científico en latín es Pecten jacobaeus. ¿Te suena? Jacobeo, xacobeo en gallego. Es una concha ligada a la tradición del Camino de Santiago desde hace muchos siglos. ¿Cuál fue el origen? Los historiadores no lo tienen claro.
La concha del peregrino
Se cree que en la Edad Media la concha servía como demostración de haber hecho el peregrinaje. Es típica de Fisterra, el municipio costero en el que acaban, después de visitar la tumba de Santiago, muchos de los viajeros que buscaban completar la experiencia.
Este lugar debe su nombre a ser considerada la última Tierra de mundo: el fin. Un lugar mágico que ha sido considerado el situado más al Oeste de toda Europa continental, aunque realmente no lo es. Lo parece, porque es un impresionante cabo. Hoy encontrarás un faro allí.
Al ir allí, en el mar, los peregrinos hallaban esta concha que portaban en su camino de vuelta. Les servía para acceder a las cofradías que la exigían, en ocasiones acompañada de un pergamino que certificaba la originalidad.
Este objeto peregrino, en un principio, servía para diferenciar a quienes estaban emprendiendo el camino de regreso de aquellos que iban hacia Santiago. Hoy ya no es así. Lo habitual no es regresar andando, la mayoría de peregrinos solo hace el trayecto de ida y porta la concha de vieira antes de llegar al mar. A veces, ni siquiera llegan a Fisterra y solo van a la Catedral de Santiago de Compostela.
¿Por qué una concha?
¿Quién fue el primero? ¿Por qué decidieron portar esta particular concha? Aquí es donde no hay una única respuesta. Hay muchas posibles explicaciones, desde la utilidad para comer y beber en ella; hasta leyendas de caballeros, en ocasiones del mismo Apóstol Santiago, saliendo del mar con las famosas conchas.
Aunque no podamos saber qué fue lo que inició o popularizó este símbolo, las opciones resultan curiosas. Por ejemplo, parte de los historiadores defienden que está relacionado con la adoración a la diosa Venus. Seguro que, alguna vez, has visto el cuadro de Sandro Botticelli titulado El nacimiento de Venus, en el que aparece una mujer, representando a la diosa, sobre una concha que se parece mucho a la de los peregrinos.
La tradición marca una concha para el peregrino
Sin duda, la concha está relacionada con el nacimiento, un tema recurrente en la tradición del Camino de Santiago. Hay un antes y un después para todo caminante, comienza una nueva forma de ver el mundo y de vivir, es equiparable a una concha que engendra algo que antes no existía.
Igualmente, nos hace conscientes de la importancia de la naturaleza. La concha no es algo que se pueda fabricar de forma industrial, tiene su valor en su origen, ya que este no puede ser copiado. Solo quienes han hecho el peregrinaje, o al menos estado en parte de él, pueden mostrar su señal del Camino de Santiago identificable en todo el mundo.
Es cierto que ya no resulta un requisito para acceder a determinados lugares ni para tener un trato especial, más allá de la parte subjetiva que cada persona considere. No hay ninguna ley ni norma que te exija llevar tu concha del peregrino, pero acabarás haciéndolo, porque es parte de los símbolos del Camino de Santiago y en cuanto estés en marcha formarás parte de la tradición.
¿Preparado para portar la concha del peregrino?
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