Contenidos
Desde ya hacía tiempo, tenía ganas de hacer el Camino de Santiago. Saber y entender de primera mano porque miles y miles de personas han recorrido esa ruta desde hace siglos. También quería compartir la experiencia con otras personas. Por lo tanto empecé a planificar fechas y a convencer a familiares y amigos de que se unieran a mi camino. Por fin haríamos el Camino de Santiago a Fisterra y Muxía en familia!
Ruta a lo largo de la Costa
Mi idea para mi primera experiencia con el Camino era terminar la ruta en el mar. Por ello decidí iniciar mi camino en Santiago de Compostela, para terminar en Muxía. Lo primero en lo que tienes que pensar es la planificación de las etapas: De cuantos días dispongo, que distancias quiero recorrer cada día… Finalmente nos decidimos a hacer cinco etapas, desde Santiago a Muxía, caminando entre 20 y 30 km al día.
Organización del viaje
Etapas
Las etapas iban a ser bastante largas (por su puesto siempre es posible acortarlas y realizarlas en más días) por lo que antes de la aventura, solíamos hacer caminatas todos los días para prepararnos. Quedábamos todas las tardes que nos era posible para ello y poco a poco íbamos alargando las caminatas y aumentando la dificultad de nuestros entrenamientos. También empleábamos los zapatos que usaríamos durante el camino, para adaptarlos a nuestros pies y evitar molestias, ampollas y rozaduras a la hora de la verdad.
Vestimenta
Según se acercaba la fecha, empezamos a preparar todo el material que necesitábamos, con la antelación suficiente para que no se nos olvidara nada. Ropa cómoda y ligera, tanto para calor como frío o lluvia, calcetines específicos para hacer senderismo, los zapatos que habíamos utilizado durante nuestras preparaciones, botiquín con todo lo necesario para primeros auxilios…
¡Y finalmente llegó el día! Que nervios, ¿seríamos capaces de realizar todas las caminatas sin dificultad? ¿Y si nos perdíamos? ¿Nos acompañaría el tiempo?… Todas estas preguntas se fueron disipando poco a poco.
Nuestro Camino de Santiago de Fisterra y Muxía en familia
La ruta estaba perfectamente señalizada, con flechas amarillas, conchas… ¡Imposible perderse!
Tuvimos mucha suerte con el tiempo, aunque cayeron unas gotas en alguna de las etapas, nada que nos impidiera disfrutar de las caminatas, y la mayor parte del tiempo el cielo estaba claro y despejado. Por el camino nos íbamos encontrando muchos peregrinos de todo el mundo, diferentes nacionalidades, personalidades, formas de ser y de pensar… pero todos teníamos algo en común y eso nos hacía estar muy cercanos unos de otros.
Empezamos el primer día en Santiago, dejando la catedral a nuestras espaldas. Este día disfrutamos de un picnic en Ponte Maceira, en el río Tambre. Nuestra etapa terminó en Negreira.
La segunda etapa nos llevó de Negreira a Olveiroa a lo largo del paisaje prelitoral gallego, a través de comarcas agrícolas. El tercer día, dejamos el interior y llegamos a la costa, finalizando en Cee. La cuarta etapa nos llevó a Finisterre, donde terminamos el día contemplando la puesta de sol desde el faro del fin del mundo.
Nos quedaba tan solo otro día de viaje. Los paisajes nos encantaban, a cada paso un rincón nuevo o una panorámica diferente, ¡no queríamos terminar! Terminamos la quinta y última etapa en Muxía, donde visitamos el Santuario de la Virgen de la Barca y sus piedras milagrosas.
Por su puesto disfrutamos de una opulenta comida de despedida todos juntos: ¡Una mariscada! Que mejor sitio que la Costa da Morte para disfrutar de los exquisitos mariscos gallegos. Durante la comida tuvimos ocasión de intercambiar opiniones sobre la experiencia, recordar a los peregrinos que fuimos conociendo en el camino y contar las anécdotas que habíamos vivido.
Sin duda hubo momentos en los que podíamos notar el cansancio, pero al estar amigos y familia todos juntos, nos distraíamos con risas, anécdotas y canciones, y cuando a uno le flaqueaban las fuerzas, los demás conseguíamos alentarle y darle ánimos de nuevo.
Sin duda hacer el camino con mi familia, fue una experiencia inolvidable, que nos unió más todavía y que nos enseñó que, tanto en el camino como en la vida, tener cerca una mano amiga es la ayuda más grande que necesitas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!