Experiencia en el Camino de Santiago de Compostela

¿Cuál es la experiencia en el Camino de Santiago de Compostela?

¿Qué tiene el Camino de Santiago? ¿Qué es lo que hace que vuelvas? ¡Es algo que no se puede explicar! ¡Es algo que hay que vivir!

Experiencia en el Camino de Santiago de Compostela

Preparo mi maleta y me dirijo a mi ciudad de destino para comenzar mi Camino. En ocasiones voy sola y en otras en grupo. Nada tiene que ver una experiencia con la otra. Llego al lugar, me dirijo a mi alojamiento y me dispongo a descubrir esa maravillosa población que da la bienvenida a mi Camino. Aunque ya haya estado ahí siempre descubro algo nuevo, así como nunca finalizas de aprender un idioma, tampoco, nunca terminas de conocer un lugar…

Amanezco, lo primero que hago es acercarme a la ventana y mirar hacia fuera. ¿Qué día hace? Realmente, a día de hoy, después de caminar con nubes, niebla, sol, lluvia, granizo, nieve… ya me da igual, al final lo más cómodo es un pantalón de trekking que se pueda hacer corto, una camiseta transpirable, un cortavientos y mis botas usadas, amoldadas a mi pie (ese es mi truco para que no me salgan ampollas ¿y quieres que te diga otro? Cuando mis botas están empapadas de agua, consigo papel de periódico viejo, lo meto dentro de las botas y las envuelvo ¡al día siguiente están secas!).

En la mochila llevo documentación, dinero, mi Credencial del Peregrino (Peregrina en mi caso) el impermeable, crema protectora, un pequeño botiquín, mi bolsa de agua, chocolate, frutos secos y mi Concha de Vieira, colgada de la mochila, además de un pequeño blog de notas, mi guía y mi cámara de fotos. El resto de mi equipaje me lo encontraré en el siguiente lugar, ¿¡para qué voy a cargar con cosas innecesarias!? Me llevo lo imprescindible, qué aún así en la mayoría de las ocasiones sobra…

La magia del Camino de Santiago – Begoña en el Camino

Ahora sí, comienza mi Camino, doy mi primer paso, tras uno viene otro y otro… Y así, poco a poco, hago mi Camino. Tengo momentos en los que camino sola, pero no dejo de saludar a mis compañeros de andadura: ¡Buen Camino! ¡Ultreia! E incluso alguno me pregunta si va bien, si es la primera vez que estoy aquí, me comenta de donde viene y así empieza una bella conversación en el Camino entre dos personas que se acaban de conocer y que nunca sabes… Hay amistades que nacen en el Camino de Santiago y perduran toda la vida. Una conversación que durará minutos y quizás no vuelvas a ver a esa persona hasta alcanzar la Plaza del Obradoiro o recogiendo tu Compostela en la Oficina del Peregrino, así es el Camino…

Cada Peregrino está aquí por un motivo diferente, ya sea: religioso, espiritual, cultural, gastronómico, deportista, etc. Pero todos tenemos un único objetivo: llegar a Santiago de Compostela, tumbarnos ante la Catedral de Santiago, abrazar a Santiago Apóstol y agradecerle que hemos llegado. Visitamos su tumba, escuchamos la Misa del Peregrino y ya, si tenemos la gran suerte de ver el Botafumeiro en funcionamiento, esto último ya sería lo ideal, pero si además continuo mi andadura hasta el Fin del Mundo, es decir, alcanzo Fisterra, eso ya no tiene palabras, ¡es imposible describirlo!

A lo largo de mi Camino me encuentro historias reales: personas con vivencias increíbles, personas que han superado lo inimaginable… Descubro sensaciones muy agradables que quiero repetir. Por un lado estoy contenta porque he llegado pero por otro lado estoy triste porque ya se ha acabado… Tras más de 3.000 kilómetros del Camino recorridos con mis propios pies, aún a día de hoy cuando me preguntan; ¿pero qué tiene el Camino? Mi respuesta es: no lo sé, pero algo tiene… yo lo llamo: La Magia del Camino.