La semana pasada, he comenzado mi viaje con el grupo del Camino de Santiago desde Saint Jean Pied de Port.
Nosotros hemos recorrido la ruta jacobea a pie, pero no olvidemos que hay quien prefiere hacerla en coche, bicicleta, a caballo, en silla de ruedas…
El Camino es para quien quiera realizarlo. Sin más, ni menos.
Nuestro Camino empezó en Saint Jean Pied de Port hasta Los Arcos. Después, hemos hecho un tramo en bus hasta Amenal, desde donde seguimos hasta la Plaza del Obradoiro.
Todo empezó en Pamplona. Mis compañeros y compañeras del Camino me hicieron un gran regalo: conocernos en persona. Así fue que, nos pusimos cara y empezamos un Camino hacia la amistad.
Comenzamos la primera etapa en Saint Jean Pied de Port, una etapa marcada por ascensos y descensos a través del Pirineo. ¡En total, teníamos que afrontar 24 km de los cuales 20 km eran en ascenso!
Aunque se trataba de una etapa exigente, sin duda el fantástico paisaje y la compañía hacían que mereciese la pena. No tuvimos prisa, hemos ido a nuestro ritmo y sin dejar de disfrutar de los momentos que ofrece la peregrinación.
Salimos sobre las 08:45 h. con una temperatura de aproximadamente de 21 º C. en nuestras mochilas habíamos metido lo imprescindible: agua, frutos secos y chocolate. Decidimos no cargar cosas innecesarias ya que el equipaje nos esperaría en el hotel en Los Arcos.
Ya preparados y preparadas comenzamos: caminamos, caminamos y caminamos… El silencio, el olor a verde y la paz eran los principales elementos en nuestro comienzo de peregrinación. Aun así, debo decir que hemos escuchado el zumbido constante de un helicóptero, ¿Pasaría algo?
«Historias de vida en cada paso»
En esta primera etapa nos hemos dividido. Yo he acompañado a las compañeras que precisaban caminar más despacio. Caminamos. Hablamos. Apreciamos los silencios… Y saludamos: “buen camino” y otra vez “buen camino” y así en repetidas ocasiones ya que en el Camino todos somos iguales, ¡da gusto saludar al resto de peregrinos!
Cayó la noche ante nuestros pasos y teníamos por delante un descenso por zona boscosa y escarpada. Pasamos esa parte y una vez en Roncesvalles y sobre asfalto nos hemos encontrado con el hospitalero de nuestro alojamiento para esta noche. Ante nuestra tardanza y la preocupación de nuestros compañeros, se había dispuesto a ir en nuestra búsqueda. Le hemos explicado que era necesario caminar a nuestro ritmo y el susto quedó en una anécdota.
Una vez en el alojamiento, nos reunimos con nuestros compañeros, cenamos y descansamos para estar con fuerzas para el día siguiente.
En el día siguiente, nos esperaba una etapa con mucha agua. Lo llevamos con calma y cuando fue necesario nos refugiamos en una cafetería. Así, entre bebidas calientes otros peregrinos nos contaron una gran historia de generosidad…
Resulta que el primer día habíamos escuchado un helicóptero cerca nuestra. Pues bien, una peregrina que realizaba el Camino de Santiago sola, había sufrido un pequeño percance. Estaba caminando la misma etapa que nosotros y en una de esas zonas escarpadas había resbalado y roto la clavícula. Al parecer, dos peregrinos caminaban unos metros atrás y la acompañaron y cuidaron hasta que llegara el helicóptero, ya que la zona era inaccesible para vehículos de tierra.
En realidad, cada peregrino que llegaba a su altura, se paraba a ayudar en todo lo que fuese posible: le daban agua, comida… Y así, se formó un gran grupo solidario y lleno de buenas bondades. Al final, la chica fue trasladada y atendida con éxito. Lo que en un principio había comenzado como un accidente, acabó siendo una gran cena, pues todos y todas aquellas que habían ayudado a la chica, habían quedado con ella y organizado una velada muy especial.
«Siguiendo el Camino de Santiago, un Camino lleno de generosidad»
Al continuar nuestro Camino de Santiago nos encontramos con la chica que sin rendirse siguió su Camino hasta Santiago de Compostela.
Además, a lo largo de nuestro peregrinaje nos han comentado que, del 10 al 13 de octubre, ochenta peregrinos, entre los cuales figuran personas con discapacidad, recorrerían el Camino de Santiago en bicicletas. De hecho, esta iniciativa impulsada por la Fundación Adecco se lleva realizando desde el 2004.
Un gran ejemplo de que el Camino de Santiago es inclusivo, generoso ¡y para todas y todos!
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